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#11

Un mundo de hexágonos nos rodea los pensamientos; vértices que nos encuadran las redondas intenciones... -Fronteras de la voluntad- Tú eres lo bastante afrodisíaca para romper mi hermetismo, pero el mundo está forjado como la punta de una lanza y me ha desgarrado los sensores. Ya no sé dónde escucharte, cómo hacer lo de verte cuando los metales  se nos vienen encima. ¿Qué te digo? -¿Cenamos con frío en mi balcón?- o mejor que follemos sobre el caliente arcén... Todavía no ves que estoy saliendo del asfalto, y que sus grumos me envuelven las direcciones; las flores de madera y las fotos de cerámica. Pero ya nos llegaremos, aunque sea a través del prisma del cristal, de la copa de vino; o contigo encima del mantel pequeño que cubre los listones.

#10

Que nos miren los adolescentes pajeros, las viejas que vuelven del mercado, si aún nos dura la luz que atrapamos con los labios y las manos, en el ático, anoche; ahora que estás haciéndome la mamada en tu bajos con las cortinas abiertas. Amémonos y volvamos a vivir, como animales, mientras dejan de brillarnos las cremalleras y empeines, tu charol, las pupilas y la lengua.

#9

Me está llegando el golpe al corazón lento,  y acariciar la gata  es como follar, pero hoy,  estos días sin cobijo,  solo es algo mecánico...  Tan mecánico como necesario. Entremedio del restriego empiezo a dudar si me cayó un relámpago de lleno o estoy podando un árbol pa que crezca. Y es que desde entonces, voy con el alma deformada por el mundo, tengo amorfo el nosotros, y solo los altares que voy formando me dan un lugar en el que albergar mi querer; quemar el agua. Y es que desde entonces, solo encuentro la tranquilidad cuando me meto, cuando me meto en el vergel metamórfico de mi meditación; de tus labios... y me entretengo, borracho perdido, entre tus piernas y resplandor.

#8

          Ya te dije que me vibraba en la cabeza el batir de las hélices, en lugar del rumor del fondo del océano mientras me cerraba los párpados en nuestra habitación. Si me he quedado con la felina y mi piel; con la luna y la biosfera, en el manto del desinfectante y el sinvivir; con el imperio del amor roto  como los capilares de mis escleróticas, podré poner mi voluntad a efervescer, la máscara a funcionar. Y cuando salga de aquí tendré de vuelta en mis manos las aguas del mar. No dejo de encenderme, me brilla nuestra cicatriz y la expongo con orgullo, con el mismo con el que te llevo dentro, esa luz de atardecer que me ilumina la garganta cuando hablo, que brilla mientras respiro cuando inspiro ceniza y expiro fuego.

#7

El escalofrío del ruido del motor del avión me retumba en los huesos y cuando llego a casa con los dedos untados de ti veo las venas de la mesa marcadas en el esmalte. soy un animal de emboscada pero me rompiste los colmillos el alcohol y la discreción Estás intrincada en mi corazón blando y me imbuyo  de tu marca del bikini, de la luz que se me escapa entre las manos. Inspiré tu verdor hasta que me cayeron en la sien tu azul y mi magma, mis ganas; mis ganas de meterme caña y de atenuarme hasta que me santigües estas orillas indefinidas que me habitan.

#6

 Estás como una cúpula, hecha de azulejos pintados, y no te has ido y ya te echo de menos. Me pesa el techo encima de mí, las sábanas que compartimos y las rayas de luz que se transparentan en ellas, en la colcha... cuando se esparza tu olor lo soportaré, o encontraré los puntales. Pasaré de carótida a cariátide -de cari idiota a tigre desbocado- igual que pasé del polvo rapidito al azúcar de tu café; del polvo al zumbido del 1.25...

#5

  Algún día con el Sol blanco dejaremos el rocío adecuado sobre las flores del mantel de tu mesa. Un día en el que la hondura de tus ojos no me cubra; en el que la punta de tu mirada no me arda y esos leggins negros te molesten más que mis palabras Ambos sabemos que será un día destemplado. Mientras tanto, déjame puesta la máscara y la coraza, -igual de puesto que me dejas- que yo solito me basto para hacerme añicos el conocimiento y recibir los guantazos de la alegría